La solidaridad entre compañeros era para mí algo clave en mi época de estudiante. Los alumnos teníamos que apoyarnos los unos a los otros. Siempre había que dejar copiar en los exámenes. Nunca se debía hacer una pregunta al teacher en los dos últimos minutos de clase, ya que la respuesta se podía alargar y podría comerse buena parte de los cinco minutos de descanso entre clase y clase. Esto lo interpretábamos los del sector "al-fondo" como una traición de dimensiones siderales. "Esta gente no piensa en los demás," decíamos.
Y, por supuesto, siempre había que dejar fotocopiar los apuntes. Vital para algunos. Me sorprende escuchar a gente decir que tenía que hacer esfuerzos para que alguien le prestara los apuntes. Suena más como algo que ocurriría en la enseñanza privada. Yo, de educación pública, jamás me topé con problemas en ese sentido. Se los podía pedir a alguien a quien no dirigía la palabra y me los dejaba igualmente. ESO era solidaridad.
Yo fui un mito de las tiendas de fotocopiadoras. Las visitaba de forma regular ya que en cuatro años de high school y cuatro de carrera no creo haber tomado apuntes en más de 50 clases. Tan buen cliente era que en una tienda de fotopas cercana a mi instituto descolgaron un crucifijo y una foto del rey y pusieron dos imágenes mías en su lugar. Se practicaba el culto a la personalidad hacía mi persona en esas tiendas.
Al no coger apuntes nunca, me quedaban un montón de horas vacías que llenar. En ningún sitio he leído tantas revistas, periódicos y libros como en esas clases en las que los teachers dictaban apuntes. No obstante, al no haber siempre algo que leer, tenía uno que agudizar el ingenio para ir quemando minutos. Y surgieron juegos y actividades pasatiempo a saco-pako.
El Top 5:
- Cifras y Letras. Juego adaptado por Patxi a las limitaciones que te imponía estar en clase. Patxi, que ahora gana un pastón en el negocio inmobiliario, es probablemente la única persona inteligente que ha repetido curso en la EGB. También repitió primero de BUP. Nos sacaba dos años a todos y era casi una figura paterna para muchos con su aire de hombre experimentado, barba y voz grave. Era un rival duro, sobre todo en las pruebas de cifras. Las pruebas de cifras eran el colmo de la sofisticación, un ejemplo de como la pereza también puede provocar creatividad. Patxi llevaba siempre consigo un montón de papelillos en los que iban escritas las cifras que se iban a utilizar en la prueba. El número que había que obtener se sacaba abriendo el libro por tres páginas distintas y cogiendo el último dígito de cada una de ellas. Extraordinario juego.
- Dibujos. Tengo un rasgo psicótico: si tengo un boli y un folio, seguro que acabo dibujando caras. Llené páginas y páginas de cuadernos así. Ahora mismo tengo un folio delante en el que hay dibujada una cara. No dibujo genial ni mucho menos, pero tengo mucha afición. Un par de veces hice animaciones también. Fue un trabajo de chinos dibujar un monigote en 90 páginas de cuaderno, secuencia a secuencia, para crear la ilusión de un hombre lanzando un penalty. Pero vamos, mejor que coger apuntes era. De largo.
- La Ruleta de la Fortuna multi-panel. Creada por servidor. Se jugaba con no menos de seis paneles simultáneamente (Actor/Película y Futbolista/Equipo nunca fallaban) y cada participante tenía derecho a escoger tres letras por jugada. Jamás perdí.
- El juego de Tony Kamo. Popularizado entre el alumnado también por Pachi. No lo recuerdo muy bien, pero se trataba de colocar números en cuatro filas distintas y obtener una secuencia de algún tipo. La moda pasó, pero volverá.
- El reloj quema-córneas. Si estabas cerca de la ventana y te daba la luz del sol, podías proyectar esa luz gracias a un reloj o una regla transparente en dirección a la cara de los compañeros que tomaban apuntes. A los ojos, principalmente. Sólo por molestar.
Madurez total.
AGUR!
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8 comments:
No sé si era de mediocres, pero sé que si hubiera cogido apuntes habría leído (y bebido) mucho menos.
En el apartado de juegos había varios, pero sólo me viene a la cabeza uno absurdo donde los haya: llenábamos un folio de puntos y los íbamos uniendo con rayas. El que hacía un triángulo se apuntaba un punto. Y así se pasaban las horas...
en mi clase de la facultad había gente tan hija de puta que:
- tomaban apuntes con bolígrafo verde en papel reciclado para que no se pudiera fotocopiar.
- o subrayaban los apuntes con fosforito rosa para que tampoco se pudiera fotocopiar
- o una combinación de ambas
afortunadamente eran dos o tres y alguna colleja se llevaron.
Por cierto, tener a mi hermana en clase me ayudó bastante a no coger apuntes
un juego bueno el de oso (llenar una cuadrícula poniendo oes o eses hasta que no fuera posible poner más)
Da igual donde hayas vivido, todos hemos jugado a los mismos juegos.
España es una Nación, tá claro.
En la facultad una chica fue apodada "La BMW" porque sus apuntes, de los que todos estudiamos, llevaban el logo de tan insigne marca. No sé si es una deformación temporal, pero creo que ella no sabía que había una mass copy structure alrededor de sus esforzados apuntes. Qué fuerte, si así hubiera ocurrido.
Yo recuerdo el juego de "Las Naves Espaciales" que a pesar de su sencillez me alucinaba. Consiste en doblar un folio en dos partes que separan dos territorios enemigos, cada contrincante dibuja 12 naves y el contrario debe dibujar un aspa (representa un tiro certero) en su propio campo, luego se dobla el folio y se marca la cruz por el enves, se desdobla de nuevo el folio y......tachan!!! hay que verificar si la nave ha sido impactada por el tachon o se ha librao por los pelos.
Ummmmmm , "me se entiende"?? (creo que no).
Sí! No me acordaba exactamente cómo era ese juego. De haberlo hecho, era Top 5 claro.
Creo que la BMW sí sabe de la cadena de montaje organizada en torno a sus apuntes. Al menos su santo (lo de santo por decir algo) sí lo sabe y no le hace ni puta gracia. No porque le moleste que la gente se aproveche de su novia, sino porque piensa que esos apuntes tenían que haber sido para él solito...
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