Ayer me chupé de nuevo uno de esos viajes transatlánticos que tan largos se hacen, sólo que esta vez fue algo más agradable. Me tocó un sitio sin asiento delante, sin niños alrededor, con el baño cerca... Guay. Sólo hubo un par de pegas: el vuelo tuvo más turbulencias que un pedo de Jesús Gil y la comida fue escasa. Me quedé literalmente con hambre. Lo peor de todo es que los tipos que estaban a mi lado -- un rabino old-school y lo que parecía ser un aprendiz o whatever -- se pusieron como Dios a comer. Hay que fijarse en eso a partir de ahora: a los judíos que piden comida kosher les ponen bandejas más grandes y con más cosas. Habrán pagado un dinero extra o es un privilegio gratuito? Si es gratuito, se puede uno hacer pasar por judío y comer DPM? Yo creo que conviene la pena arriesgarse. "Soy judío total, b*tch, ponme una de esas bandejazas moradas". Y a ver qué pasa.
(Además que doy el pego. Siempre me dicen que parezco judío. Qué cachondos).
AGUR!
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2 comments:
Sí, al sacar el billete puedes pedir que te pongan el menú kosher.
Mientras no te pidan que demuestres si estás circuncidado... Ouch!
Esperaba que nadie hiciera ese chiste tan obvio. Decepción total.
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