Camuflados en la masa, a veces somos capaces de llamar hidep*ta al portero del equipo rival o de linchar a personas de religión distinta a la nuestra. No big deal. Los futbolistas saben que aguantar lo primero va en el sueldo y bestsellers como la Biblia o el Corán dicen que en ocasiones lo segundo viene a cuento.
Hay ejemplos más difíciles de justificar de comportamientos que sólo se dan cuando nos sentimos resguardados por la cantidad de gente que nos rodea. Para servidora, uno de los más viles es el de las personas que se tiran pedos en los aviones. Siempre está mal hacerlo con gente alrededor, pero en otros contextos al menos tienes la posibilidad de identificar la Zona Cero y escapar. Pero qué cabe hacer cuando estás volando? Sit there and take it. La impunidad es total y absoluta y no hay modo de salir de allí. Me imagino a los culpables con una pequeña sonrisa maliciosa en la boca tras su fechoría.
Yo os maldigo. Es más: Ojalá os salga un hijo del partido de Rosa Díez.
AGUR!
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