Saturday, October 01, 2005

El Parchís robustece el esfínter


Nunca había cagado en la calle. Tampoco ocurrió técnicamente esta vez, aunque faltó el canto de un duro (0,03 peuros). Justo me había pirado de una cena en el piso de un amigo, harto de estar escuchando a dos pijas... y eso que una estaba pa-darla. Éramos 4 tías (de las otras dos, con las que comparte piso mi colega, una está de folleteo secreto con él y la otra pues bien pero tampoco nada especial) y 2 tíos, algo nunca visto, pero ciertamente si el peso de la conversación lo lleva gente así, luego dicen por qué la gente se mete farlopa.

Total, puto eljorje, q hacía tiempo eh?? (he estado de vacatas-curro en un país monocolor durante un tiempo, sorry guys) que llevaba varios días bastante chungo (griposo y tocado del aparato digestivo) y justo al salir comienza la cuenta atrás del lanzamiento. Veo al de Trainspotting parándose en medio de la calle, y me doy cuenta de lo jodido de aquella gran escena. El problema es que la zona en la que estaba había mucha luz y bastante gente (viernes noche). Pensé en el peor retrete de Escocia escojonándose de mí y recibiéndome con los brazos abiertos, así que dije 'a casa, con dos cojones' y batí un récord de concentración (en plan para no correrse, pensar en otras cosas) y de robustez de esfínter: 25 minutos aguantando la explosión de detritus. Los últimos 10 fueron un infierno. Era como un puto alien tratando de salir, era una situación muy jodida, como otras que he tenido:

- Te están haciendo una mamada, estás a diez segundos de la ignición y tu compañero de habitación, que tenía instrucciones de no molestar, llama a la puerta.

- Viviendo con tus padres, te levantas con una resaca espectacular. Es domingo, lo sabes por el sonido de las putas carreras de motos que está viendo tu padre en la tele. No has potado y tienes un estómago de papel. Afrontar un plato único de paella con marisco es algo duro, chicos. Oír mi vomitona mientras mi familia estaba con los postres supongo que también.

- Siendo un chaval estás mangando la estrellas de los Mercedes en un garaje de un bloque de pisos para ricachones. Te pillan, te escondes debajo de un coche, le despistas, sales todo negro por la mierda del suelo, y te toca esperar dos horas hasta que un infeliz deja el coche. Subes con él en el ascensor y el tío te mira con gesto bujarra. Patada y a correr otra vez.

Total, que en plena retención anal freudiana-hardcore pensé en el parchís: conozco a un colega que se jugaba el alquiler del mes con su compañero de piso al parchís. Me considero un iniciado al ajedrez y por ser tan snob debería repugnarme este juego ñoño, pero jugarlo con marijuana y otros aliños mentales es toda una experiencia; tus fichas forman parte de ti, son tus pitufos espaciales. Por asociación también pensé en el mítico grupo que en Mexico adoran. Parchís creó la perfecta banda sonora para la legendaria serie Comando G y viendo cómo han acabado siendo tan normales (igual con los de Blue Summer, que hasta el yonki dejó de meterse), uno no deja de pensar en Robin Williams: Carpe Diem............

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